¿Qué hacer con las rabietas?



Todos los niñ@s tienen rabietas. Es parte de su aprendizaje y de su intento de conseguir lo que quieres. Como padres, madres y cuidadores, nuestro primer objetivo es intentar evitarlas. Para ello, es importante que nuestro pequeño/a tenga una vida lo más organizada posible. De esta forma, mantenemos la frustración dentro de sus límites de tolerancia la mayor parte del tiempo.

Ahora bien, es importante que cuando evitemos una rabieta no lo hagamos por encima de nuestros límites es decir, evitar sin ceder, pues estaríamos siendo muy permisivos con nuestros hijos y no sería algo beneficioso para ninguno de los dos. En esta línea, aclarar que evitar una rabieta no significa que hagamos lo que el pequeño o pequeña quiere en cada momento sino más bien que, como adultos y conocedores de las principales rabietas de nuestros hijos le evitemos ciertas situaciones que sepamos que le pueden provocar una rabieta, por ejemplo, pasar al lado del kiosco cuando sabemos que nos va a pedir que le compremos una chuchería y que no lo vamos a hacer.

Es importante que durante la rabieta, no discutas con tu hijo, no le contestes gritando (aunque sabemos que esto puede ser complicado) y no le des ninguna recompensa ni ningún castigo por la rabieta. La idea a transmitirles es que conozcan que las rabietas son horribles para él y que no cambian nada, ni para bien ni para mal. Si la idea era ir a dar un paseo, debes seguir con el plan, no cancelarlo porque haya tenido una rabieta, pero sólo hacerlo tan pronto se haya calmado.

Mantener la calma y manejar tranquilamente una situación frustrante le permite mostrar y enseñar formas adecuadas de manejar el enfado y la frustración. No utilizar la culpa, amenazas ni palabras humillantes.

No prestarles atención durante la rabieta es lo ideal. Pues le estamos dando a entender que en ese estado no va a conseguir mejores atenciones. Una vez calmados, no mostrarnos enfadados con nuestro hijo, darle atención ya que ha conseguido calmarse. En ocasiones, si vemos que le es muy díficil tranquilizarse podemos probar a consolarlo de manera física, abrazándolos para que se calmen, o mantenerlos en el suelo. De esta forma, evitamos que rompa cosas o que se haga daño o que haga daño a alguien. Hay niños que no soportan la restricción física durante una rabieta, no debemos obligarles a ello.

Resumen:

1. Evitarles situaciones frustrantes a nuestros hijos evitando así posibles rabietas pero sin ceder
2. No discutir no enfadarse durante la rabietas
3. Seguir con el plan. No cambiarlo porque haya ocurrido una rabieta, ni para bien ni para mal.
4. No prestarles atención durante la rabietas.
5. Una vez se hayan calmado, prestarles especial atención.