Atención
• Alejarle de los
estímulos que pueden distraer su atención. Al principio quedarnos con ellos
haciendo actividades que requieran un nivel de atención elevado, e ir
retirándonos y dejándoles solos cada vez más tiempo.
• Mantener una situación estructurada en la casa, con horarios constantes y evitando estímulos demasiado llamativos.
• Cuando parece que no oye lo que se le dice, sujetarle la cabeza con las manos, mantener la mirada y hablarle con voz suave, sin enfadarse pero firme. Hacemos así uso del contacto físico para atraer su atención. Después, pedirle que repita lo que se le ha dicho y si no lo recuerda, volver a repetirle el mensaje de la misma manera.
Impulsividad
Consideramos que una
conducta es impulsiva cuando se realiza sin tener en cuenta las
consecuencias de la conducta, cuando se realiza algo que va a provocar un
resultado negativo o cuando la conducta no tiene un objetivo claramente
determinado.
NO consideramos una conducta
como impulsiva aquella que se
realiza para llamar la atención o establecer una lucha de poder o algún
beneficio material.
Algunas indicaciones para
modificar una conducta impulsiva son:
1. Proporcionar normas para que el niño sepa en cada momento qué debe hacer y qué no debe hacer. Dar instrucciones claras, específicas, comprensibles, cortas y de una en una, espaciadas en el tiempo.
2. Cuando se va a un lugar en el que hay muchas personas, es conveniente darle algunas pautas breves, claras y concretas de comportamiento. Si se pone nervioso en un lugar público por el exceso de estimulación, llevarle a un lugar tranquilo, a ser posible donde no haya otras personas, y dejar que se calme. Reforzar su esfuerzo y hacerle ver que es capaz de seguir las reglas.
3. Comunicarle con suficiente antelación cualquier cambio de rutina. El objetivo es que el niño lleve a cabo sus obligaciones intentando que aprenda a seguir instrucciones, demorar la gratificación e inhibir el primer impulso.



