En el estudio
realizado por Vanesa Moreira Trillo y Antía Sánchez Casales en 2010 sobre el
grupo de amigos en la adolescencia se intentó examinar la relación entre los
vínculos afectivos en el grupo, la presencia de violencia y la probabilidad de
que el grupo se implique en actividades desviadas.

En lo que
respecta a la relación del afecto con la conducta desviada, en general, los
datos de este trabajo señalan que no disponer de una buena relación con los padres aumenta la probabilidad de incurrir en actividades delictivas (robos,
agresiones, consumo de drogas legales e ilegales).
En cuanto al
género, se observa que las mujeres manifiestan mejores relaciones con sus
amigos, sienten más afecto hacia ellos, y se sienten más apoyadas por el grupo,
que los varones.
Los resultados
de este estudio revelan también alguna vinculación entre el afecto grupal y
la conducta desviada. En concreto, se señala una relación positiva entre
el afecto y la conducta de consumo de drogas, en el caso de las mujeres.
Parece que la existencia de cierta vinculación afectiva con amigos
(consumidores) hace más probable el consumo de drogas en las chicas, al
menos cuando están con esos amigos. Es posible que, dado que para las mujeres
las relaciones interpersonales se basan, prioritariamente, en la consecución de
un fuerte vínculo afectivo, tengan una relación más fuerte entre afecto e
influencia.
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